Cuidados y recomendaciones para el pie diabético
Además de las plantillas, existen otras sugerencias que las personas con diabetes deben considerar para asegurarse de tener pies sanos:
- Lava tus pies diariamente con un jabón suave y agua tibia. Asegúrate de secarlos muy bien, especialmente entre los dedos.
- Usa diariamente una loción humectante en los pies para evitar que estos se resequen.
- Inspecciona tus pies todos los días en busca de irritación o ampollas.
- Usa calcetas o calcetines gruesos y suaves y cámbialos con frecuencia.
- Nunca camines descalzo.
- Usa zapatos con puntas redondeadas.
- Evita el alcohol y el tabaco, pues ambos contribuyen a tener problemas de circulación.
- Usa zapatos cómodos y que tengan suficiente espacio para que los dedos de los pies puedan moverse libremente.
- No uses pantalones, calcetines, ni zapatos apretados para permitir la adecuada circulación sanguínea.
- Corta las uñas de los pies de forma recta y no muy cortas.
- No cortes callos ni uses medicamentos en exceso para curarlos.
Seguimiento y monitoreo
La neuropatía diabética provoca la pérdida de sensibilidad en los pies, por lo que se pierde también las señales de dolor de carácter preventivo.
Es importante que el estudio baropodométrico de marcha se realice cada año para monitorear los puntos de apoyo y evaluar si las hipercargas se han modificado de posición.
Esto permite actualizar el análisis para conocer si han cambiado las sobrecargas y renovar las plantillas con los nuevos puntos de presión. Para prevenir lesiones es importante reemplazar las plantillas de cada 10 a 12 meses porque el material eventualmente se desgasta.
La postura y la marcha se alteran durante el ciclo de la marcha en presencia de dolor, es decir, la persona cambia su forma de caminar de forma inconsciente.
El oportuno conocimiento de los puntos de carga excesiva en los pies, en el caso de pacientes con diabetes, nos permite diseñar una plantilla específica que ayude a armonizar las cargas y evitar ulceraciones que en muchos casos terminan en amputaciones. Si no se previene, las sobrecargas terminan en heridas difíciles de curar y sanan lentamente como resultado de los problemas circulatorios.